Ubicado en el casco antiguo de Palma de Mallorca (Baleares, España), este apartamento de 110 metros cuadrados construidos forma parte del entramado de callejuelas estrechas y sinuosas de la ciudad. Sus nuevos propietarios buscaban un nuevo hogar en la ciudad y se decidieron por esta construcción rodeada de la vida que desprende este barrio tan característico. Así es el antes y después.
El estudio Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo (https://salvarq.com) ha sido el responsable de dar una nueva vida a este apartamento, partiendo de un espacio que contaba con elementos característicos e históricos de la construcción pero con muchos desperfectos. De hecho, "estaba en unas condiciones que no permitían su habitabilidad. Fue necesario renovar las instalaciones, cocina y baños", señalan desde el estudio. La imagen muestra el espacio de doble altura con un altillo con barandilla que conecta con el piso inferior.
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"La reforma tuvo muy en cuenta los elementos originales de la vivienda para mantener su esencia, añadiendo otros elementos más contemporáneos que pudieran funcionar, consiguiendo un ambiente chic y atemporal, una fusión entre lo antiguo y lo actual", explican desde Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo, estudio que contó en este proyecto con la colaboración para el interiorismo de Ondrej Zdercik. Con el trabajo de rehabilitación se ha ganado luz. En esta zona se ha eliminado el altillo para dar amplitud a un salón de paso donde se mezclan los estilos, no faltan las vigas recuperadas del techo, las molduras y los acristalamientos, que bañan de luminosidad el espacio.
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Desde este primer espacio de estar, decorado con muebles bajos de formas redondeadas que facilitan la circulación, se accede por un vano rectilíneo enmarcado en madera a la cocina. En ella se ha optado por una distribución con isla. A la izquierda se ha aprovechado una antigua galería acristalada como zona de estar que complementa el espacio, con un banco corrido junto al cristal. El vano de la pared se reviste con un espejo que concede profundidad y confunde con sensación de continuidad. En esta imagen se aprecia el suelo original recuperado en el salón, que da paso a la madera de roble en espiga en la cocina.
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"La cocina es ahora un lugar luminoso y abierto", señalan los responsables del proyecto. Durante la reforma, el equipo de Jaime Salvá abrió un hueco en el muro de carga para poder conectar la cocina semiabierta con los demás espacios del apartamento. El material elegido para la isla y otros elementos que conforman el espacio es el mármol calacatta, de fondo blanco, con sus características vetas grises. Sobre la isla (que acoge la zona de cocción), un par de lámparas globo de cristal opal. La isla prolonga la encimera en una barra.
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Si la primera parte del apartamento, antes de la reforma, resultaba oscura -todo lo contrario a la sensación lograda tras la reforma-; al fondo, las estancias reciben luz natural a través de los ventanales de la fachada principal. Esta imagen muestra el paso desde la puerta de acceso hasta el vano del fondo que conduce a lo que ahora es la zona de día principal: comedor y salón.
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Un comedor muy característico en el que se han mantenido elementos de la construcción como la embocadura de la chimenea, el suelo, la puerta de madera de paso… Con esta intervención, no solo se buscó la estética definida por el despacho de arquitectura en los renders del proyecto, sino que se enfatizó la comodidad en cada pieza. "Las formas curvas nos invitan a sentarnos, disfrutar y pasar tiempo en ellas. Mantener piezas originales, como las lámparas magnas del comedor, combinándolas con colores alegres, formas curvas y naturales, lo convierte en un espacio muy especial y característico, entre lo chic y lo histórico", analiza Jaime Salvá. Una gran mesa rectangular con confortables butacas y dos pantallas de tamaño maxi llenan el espacio, repleto de guiños al pasado.
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"Para conseguir el efecto chic que se buscaba, combinamos colores originales de la vivienda con otros tonos más atrevidos, como puede ser el rojo utilizado en el sofá. Se combinan elementos actuales y tradicionales, para obtener una sensación de que habían estado desde siempre", explican desde Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo. En este espacio, el pavimento es el original, "a pesar de que tuvimos que reponer algunas piezas de las baldosas de cerámica hidráulica”.
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Equipado con un atrevido sofá tapizado en terciopelo rojo y un diseño de poca altura, el salón suma una chaise-longue, una par de mesas de centro irregulares que encajan como un puzle y una alfombra realizada "con un dibujo personalizado, al igual que sus colores, permitiendo la combinación perfecta con las demás piezas del salón", indican desde el estudio. El mural con la chimenea y algunas lámparas rematan el conjunto que rebosa personalidad. Dos columnas jónicas marcan la transición desde el salón a la zona de trabajo, con una estantería ligera colgada en la pared.
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El baño antes de la reforma tenía un estilo rococó, en línea con la tendencia del resto de la vivienda. El mueble del lavabo con encimera de piedra se completaba con un espejo de moldura ornamentada en dorado y apliques de pared. Los nuevos propietarios querían un interiorismo diferente. Desde el estudio de Jaime Salvá trataron de comprender bien la idea para plasmarla lo mejor posible en cada detalle, también en los baños.
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Con acabados en mármol y piedra, todo en tonos naturales y luminosos. Este baño cuenta con una cabina de cristal con inodoro y un lavabo de pie en bloque. A su lado, se aprecia un detalle del frente del armario que combina molduras en madera con tela de arpillera en el cuarterón.
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Los 110 metros cuadrados con los que cuenta este apartamento mallorquín se organizan en zona de día con dos espacios de estar, despacho, comedor y cocina y el área de descanso con tres dormitorios. Aquí se muestra una de las habitaciones antes de la intervención del estudio de Jaime Salvá, ubicado en un espacio con dos niveles que ahora se ha convertido en un dormitorio en suite con un baño en el nivel inferior.
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Este es el área principal de lo que se podría denominar dormitorio en suite porque cuenta con un baño al que se accede por unas escaleras, ubicado en un nivel inferior. La cama apoya sobre una pared con un zócalo. Se trata de una estructura independiente con cabecero y elevada del suelo, de diseño moderno, que combina con las ligeras mesas auxiliares con sendas lámparas tipo flexo. Todo el mobiliario es ligero para no saturar un espacio con techo inclinado.
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El color blanco y los espejos son los que obran casi el milagro y multiplican el espacio en este dormitorio diseñado aprovechando el doble nivel de la planta. "Este dormitorio fue un gran reto estructural. Se decidió colgar el gran telón de terciopelo, permitiendo la separación del baño y la habitación principal con una gran luz entre paredes maestras y manteniendo la línea de la viga original descolgada", aportan los arquitectos e interioristas. De la madera de la zona de descanso se pasa por una escalera al mármol del baño, con un espacio abierto con bañera exenta y encimera corrida.
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Con lavabo de pie de diseño tubular e inodoro con cisterna empotrada. El blanco predomina en este espacio que combina el mármol en paredes y suelo con un frente revestido con azulejos con textura. La línea de luz en la parte inferior crea ambiente y concede ligereza. La gran luna de espejo sobre los sanitarios refleja una divertida y colorista obra de arte en la pared contraria, el único punto de contraste que rompe la monocromía predominante.
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Con un diseño similar en cuanto a su estructura, este dormitorio cuenta con un techo inclinado y vigas vistas. Predomina el color blanco en las paredes y se combina con la calidez del suelo de madera en espiga. En este caso se ha optado por una cama con estructura tapizada en cuero tono camel (también sobre el zócalo que recorre la pared) y una ligera lámpara de pie en un lado. Una butaca tipo huevo de cuerda con nudos en color rojo altera la composición con una nota diferenciadora y atrevida.
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